Las aplicaciones se han convertido, casi sin darnos cuenta en las gestoras de la vida del usuario, como queda en evidencia en el estudio App Addiction sobre el Comportamiento de Consumidores Móviles llevado a cabo con la tecnología SmartMe Analytics, donde se ha podido conocer como dueños de dispositivos móviles acuden de media a sus Apps durante 1 hora y 6 minutos, lo que equivale al 87 por ciento del tiempo dedicado al uso de sus smartphones.
Pero además, los usuarios españoles que han participado en esta extensa investigación a través del sistema mixto de recogida de información pasiva sobre un panel cautivo de investigación mobile, dan cuenta de que la media de uso diario es de 30 aplicaciones y que la diferencia entre la utilización de las mismas en horario laboral frente (53%) frente al no laboral (47%) es mínima; datos que ponen en evidencia la profusión e intensidad con la que se acude a las Apps para resolver las más variadas necesidades del usuario.
Pero más allá de seguir reuniendo las numerosas Apps que se requieren en las pantallas de los dispositivos móviles, ¿cuál es el futuro de estas, ahora imprescindibles, funcionalidades?. Para muchos expertos en la materia, se ha llegado a un punto en el que están pasando de ser herramientas controladas por el usuario a convertirse en funcionalidades proactivas que empoderan la vida del usuario.
Esta visión sobre el futuro de las Apps propone un cambio que podría verse como la atomización de las aplicaciones. Los datos recogidos por Smartme Analytics a través de miles de smartphones revelan que habrá mayor interacción de las apps con sus funcionalidades, sin necesidad de que el usuario acuda a ellas a abrirlas. Por el contrario, serán las apps las que acudan a los consumidores con sus variadas propuestas y desde varias plataformas, para ayudarle a gestionar su día a día de forma más fluida.
Las marcas tendrían con sus Apps un enfoque menos rígido para ofrecer servicios y productos, lo que les permitiría estar distribuidas en varias plataformas y servicios de terceros, mientras se mantiene la identidad de dichas marcas, como propone la Consultora Fjord.
Se trataría de una nueva modalidad en la que los productos y servicios parecen ofrecerse de forma intuitiva al consumidor, según la hora, lugar o situación en la que se encuentre el usuario. Y ello quiere decir que la experiencia con las pantallas de los dispositivos conectados, va a variar.
Según Intercom, la idea de una aplicación como sitio de destino cambiará para convertirse en un instrumento de publicación con notificaciones relacionadas que tengan contenido y acciones en sí mismas.
En vez de Apps estáticas esperando a ser utilizadas, la nueva visión que se tiene de las futuras Apps es la de herramientas que ofrecen desde el background, contenido como experiencia central, sin que el usuario las active. Se compararía como un centro de notificaciones pero más avanzado e intuitivo que se va sucediendo según las acciones del usuario para ofrecerle los que pueda necesitar en el momento y con la capacidad de tomar acciones desde la misma notificación.
Esta nueva tendencia de Apps destacaría un diseño de las mismas pensadas como sistemas y no como destinos. En un mundo en el que cada vez son más las pantallas y dispositivos desde las que se interactúa, el contenido necesita ser dividido en piezas/unidades (atomizarse) que puedan actuar en todos los tamaños de pantalla y plataformas.
En otras palabras, se trataría de un ecosistema de diferentes objetos o contenidos interrelacionados, es decir las Apps vendrían a ser serán una interconexión sistémica y de relaciones que represente más que la suma de sus partes.
Así mismo, (como se mencionó anteriormente) se visualiza que el futuro de las Apps tendría una presentación de sus notificaciones mucho más completo, con mensajes más como ‘tarjetas interactivas’ que permitan al usuario tomar acciones desde las mismas o el contenido adecuado según las circunstancias, y todo ello sin que necesariamente sea controlado por el usuarios, sino por el contrario, siendo la aplicación la que intuye y predice las necesidades y gustos del consumidor y que responde a esas inquietudes activándose como respuesta a sus sentidos de forma intuitiva.